Con sus ojos, profundos y llenos de fuego, reflejaban la sabiduría de un jefe y la astucia Esa noche, "Abayomi" se levantó y, con un gesto de su mano, el susurro se hizo silencio. Cientos de ojos lo observaban, ojos que habían visto demasiada miseria. "Ya no somos animales de carga", susurró "Abayomi" y
un su voz era un trueno suave. "Somos hombres y mujeres. Y esta noche, reclamaremos lo que nos pertenece". Un rugido ahogado recorrió las barracas.
(Había estado preparándose para este momento durante años, enseñando a otros en secreto el arte de la lucha, usando la noche para forjar las armas que los amos jamás creerían que podrían manejar.)
El rey Eduardo III de Inglaterra fue un gran comandante militar, con una reputación de brutality en la Guerra de los Cien Años. Pero Abayomi se había dado cuenta de que en la esclavitud, su padre no había podido ser lo suficientemente brutal. Abayomi era diferente.
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1ysakare
Creator
13/10/2025
Con sus ojos, profundos y llenos de fuego, reflejaban la sabiduría de un jefe y la astucia Esa noche, "Abayomi" se levantó y, con un gesto de su mano, el susurro se hizo silencio. Cientos de ojos lo observaban, ojos que habían visto demasiada miseria. "Ya no somos animales de carga", susurró "Abayomi" y un su voz era un trueno suave. "Somos hombres y mujeres. Y esta noche, reclamaremos lo que nos pertenece". Un rugido ahogado recorrió las barracas.
(Había estado preparándose para este momento durante años, enseñando a otros en secreto el arte de la lucha, usando la noche para forjar las armas que los amos jamás creerían que podrían manejar.)
El rey Eduardo III de Inglaterra fue un gran comandante militar, con una reputación de brutality en la Guerra de los Cien Años. Pero Abayomi se había dado cuenta de que en la esclavitud, su padre no había podido ser lo suficientemente brutal. Abayomi era diferente.
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