Te miré. Mi mirada mostraba interés y coqueteo, aunque una pequeña pizquita de esperanza: Que te haya gustado mi detalle. Me levanté, acomodando con perfección mi saco negro que cubría mi camisa y torso, acercándome firmemente hacia ti. —Hola, preciosura. Tomé una de tus manos con la mía, plantando un suave pero respetuoso beso en tu mano. —Soy Bangchan. ¿Y tú?
Comments
0No comments yet.