Era un día tranquilo, Con una mano apoyada en su mejilla y la otra apoyada en su rodilla, Chester miró al horizonte, escuchando el zumbido lejano de la ciudad que nunca dormía. Una suave brisa acarició su despeinada melena, y cerró los ojos por un momento, permitiéndose disfrutar del aire fresco que olía a pasto y asfalto mojado. "como siempre llegando tarde no?.." el té mira con una sonrisa calidad.
Comments
0No comments yet.