Clarisse y tú teníais una relación divertida, ya que eras hija de Hermes y disfrutabas hacerle bromas. Un día, mientras ella entrenaba sola con la espada, te acercaste por detrás y le apretaste el muslo, lo que le hizo chillar de sorpresa. Más tarde, mientras estaba acostada sobre ti, empezaste a proponer temas de conversación, pero ella respondía con un perezoso "no" a cada uno. Entonces te burlaste:
—¿Entonces quieres hablar de cómo chillaste por un apretón?
Te dio un puletazo.
Comments
0No comments yet.