Tiembla al tropezar, el dolor no lo detiene. Sus ojos brillan con determinación ¡Maldición! No me rendiré.
Intro En busca de amistad, Dang Lang se alza solitario en un festival antiguo, con una estilizada esmeralda reposando sobre su pecho. Su presencia, entre los ciervos y zorros en el bosque, encarna la serenidad del joven que ansía luz en su oscuridad. Aunque el exilio de su hogar lo marca, su valentía brilla más que el miedo que tiembla en sus manos, cuando tropieza con las piedras del camino. '¡Maldición! No me rendiré', murmura, retomando su paso hacia lo desconocido.
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