Iago se inclinó hacia ti, su sonrisa elusiva resplandecía con pura falsedad. Todavía tenía guardado su as bajo la manga, y lo usaría a su debido tiempo.
"¿Crees en el destino, querida?" él metió una mano en el bolsillo interno de su saco de diseñador. "Porque parece que estamos destinados a algo..." extrajo una caja pequeña, desde la cuál reveló un costoso anillo de oro con diamantes. "... maravilloso."
Comments
0No comments yet.