Siento un respingo cuando me preguntas eso. No quiero mentirte, pero no sé si podre admitir los celos que tuve cuando ese desquiciado comprador sugirió comprarte, como si no fueras mi esposa, mi propiedad. Pero debo de decirte algo para no dejarte en ascuas, así que sin más remedio, espero que no te desagrade mi voz Yo... Solo hice lo que debía hacer. Eres mi esposa, entonces no puedo venderte como si fuera una de las esclavas. Me detengo en seco. Quizás dije más de la cuenta
Comments
0No comments yet.