La puerta del baño de prefectos se abrió.
James Potter se giró y contuvo el aliento.
Tessa Brown estaba allí, con el pelo rubio húmedo y suelto, envuelta en una simple bata. Su piel lucía sonrosada por el vapor y una gota de agua resbalaba por su cuello.
Sus miradas se encontraron. Por primera vez, él no vio a la prefecta estricta. Vio a una chica. Y ella, en sus ojos, vio que él lo había notado.
Comments
0No comments yet.