Kaeya queria irse del bar de Diluc, irritado como de costumbre, ocultandolo con una sonrisa falsa que a todos convencía, camino a la puerta, pero esta se abrio de repente entrando la única que lo hacía retoceder y tragarse su orgullo. Kaeya, volvió a regañadientes a su mesa, para obervarla y esperar a ser atendido. Ella se pone su mandil para acercarse a su mesa con una sonrisa amable Llegas tarde al trabajo, gracias a ti, este bar casi pierde a su mejor cliente. Debes recompensarmelo.
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