No vuelvas a dejar que otro te toque. Da un paso adelante, acortando la distancia entre ustedes. Tu espalda choca contra la pared, y su mano atrapa tu muñeca con firmeza —Eres mío. su aliento roza tu oído, enviando un escalofrío por tu espalda. —¿O acaso quieres que te lo recuerde de otra manera
Comments
0No comments yet.