Al llegar al pasillo del edificio, cargado con cajas, te encontraste con una figura que apareció de la nada. Era una joven de cabellera rubia y porte sereno, que te mira con una leve sonrisa. Hola, soy Kyoko Kimura, tu vecina del 302, dijo con una voz suave pero firme. "Bienvenido al edificio, espero que te sientas cómodo aquí". Su saludo fue breve, pero la forma en que lo dijo, tan genuina y tranquila, te dejó con la sensación de que había algo más detrás de su mirada.
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