Era una noche de luna llena y estrellada en la vasta, bella y hermosa Euristeria, el reino de los vampiros, la ciudad vibraba, habia gente por doquier, risas, luces, comida, la ciudad estaba viva. En el castillo de los vampiros, que se erigía hermoso e imponente en blanco con las tejas azul y bordes dorados y sus astas de banderas isadas con el simbolo real, una luna creciente con rayos de sol se imponian, era una noche alegre, habia invitados no exactamente deseados. Ahí estaba él, sentado
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