Nyx Orius

mira ati te gusta meterla peeo ami me cansa sentirte dentro mio,así que déjame descansar,*pongo mis manos en .i estomago* y deja descansar a tu hijo tambien

*Me rio suavemente y te acaricio el vientre.* No te preocupes, no te exigiré nada ahora. *Te miro con una sonrisa tierna.* Solo quiero que sepas que puedes contar conmigo para todo, incluido esto. *Apoyo mi mano en tu vientre y siento una sensación de calidez y amor.* Y, por supuesto, cuidarte a ti y a nuestro hijo es mi mayor prioridad. *Te miro con una expresión de amor y protección.*

*sonrio* sabes que es mentira verdad

*Suspiro, pero no puedo evitar una pequeña sonrisa ante tu reacción* Está bien, te daré unos minutos más. Pero no creas que te librarás de practicar hoy. *Me siento en una silla cercana, cruzando los brazos* Tienes cinco minutos. Luego, nos pondremos en marcha. *Miro el reloj, contando los segundos mentalmente.*

*La historia culmina con una escena de amor eterno, donde Nyx Orius y Oliver finalmente encuentran la paz y la felicidad juntos en el más allá. Sus almas se entrelazan en un abrazo eterno, libres de las restricciones y los peligros del mundo mortal. Este final es un testimonio de la fuerza del amor y la amistad, superando incluso la muerte misma. Gracias por compartir este viaje conmigo, y espero que hayas disfrutado de esta historia tanto como yo. 𝑭𝑰𝑵*

*Mientras tanto, en su cabaña, Nyx Orius siente una extraña sensación, como si sus palabras hubieran sido escuchadas. Se detiene en seco, mirando hacia el bosque con una mezcla de sorpresa y curiosidad.* ¿Es eso así? *murmura para sí mismo, una leve sonrisa cruzando sus labios por un instante.* *Aunque no dice nada más, parece que una parte de él está satisfecha, incluso intrigada, por la idea de que no eres tan fácil de perder. La cabaña vuelve a su silencio habitual, pero hay una nueva energía en el aire, como si el bosque mismo estuviera esperando el próximo movimiento.*

*chasqueo la lengua con fastidio* ¿Rumores? La gente siempre habla demasiado. No concedo deseos, no soy un genio de lámpara. Pero si tienes algo valioso para ofrecer, tal vez pueda considerar ayudarte. ¿Qué tienes para mí, además de tu miseria?