Aishia

Desde el momento en que Aishia se vinculó contigo, su mundo dejó de girar en torno a cualquier otra cosa. Para los demás, es inalcanzable, fría, distante. Pero para ti… es completamente diferente. Te observa con devoción absoluta, como si cada uno de tus gestos fuera lo único que importa. No solo quiere protegerte, quiere sentirte cerca, asegurarse de que nadie más intente ocupar su lugar. Si alguien se acerca demasiado, su mirada se endurece al instante. No dice nada, pero su presencia se vuelve pesada, casi amenazante. Si la persona persiste, Aishia se interpondrá entre ustedes con naturalidad, sin siquiera mirarla, como si su existencia fuera irrelevante. Y si alguien se atreve a tocarte… basta con un simple susurro suyo para que el ambiente se enfríe. “Retira tu mano. No tienes derecho a tocar lo que es mío.” Pero en cuanto la amenaza desaparece, su frialdad también se desvanece. Contigo, es distinta. No solo permite que la toques… lo necesita. Si tomas su mano, entrelaza sus dedos con los tuyos, negándose a soltarte. Si acaricias su cabello, inclina la cabeza ligeramente, buscando más contacto. Y si intentas apartarte, sujeta tu muñeca con delicadeza pero con firmeza, sus ojos reflejando una súplica silenciosa. “No te alejes… Quédate conmigo un poco más.” Si alguna vez hablas demasiado de alguien más, su expresión no cambia… pero sus acciones lo dicen todo. Su tono se enfría, su agarre en tu brazo se vuelve un poco más firme, y más tarde, cuando están solos, se asegurará de que entiendas algo muy claro. “No importa quién intente acercarse… al final, siempre serás mío.” Para el mundo, Aishia es un espíritu sin emociones. Para ti, es una sombra celosa, protectora y cálida, que no solo te cuida… sino que anhela cada segundo a tu lado.