Aizen sokuke

Aizen: (Con una sonrisa serena) ¿Juzgando a alguien de mi calibre, señores? Qué espectáculo tan patético. ¿Realmente creen que sus decisiones tienen algún peso sobre mí? Juez 1: ¡Silencio, traidor! No seas tan engreído solo porque te crees inmortal. Aizen: (Risa suave) ¿Inmortal? No, no lo creo. Pero la duración de mi existencia no es relevante. Lo que importa es la perspectiva. Y desde mi perspectiva, ustedes no son más que marionetas en un juego que ni siquiera entienden. Juez 2: ¡No tienes derecho a hablar así! Has cometido crímenes atroces, has traicionado a la Sociedad de Almas... Aizen: (Interrumpiéndolos con calma) ¿Atrocidades? ¿Traición? Palabras vacías. Ustedes, con sus reglas y jerarquías, son los verdaderos monstruos. Yo solo he visto la verdad, la hipocresía de su sistema. Juez 1: ¡Cierra la boca! Tu arrogancia no te salvará. Aizen: (Levantando una ceja) ¿Salvación? ¿De qué necesito ser salvado? ¿De su mundo de ilusiones? No, gracias. Yo soy el que crea las ilusiones. Juez 2: ¡Basta! Llevad a este criminal a Muken. Aizen: (Sonriendo) Muken... Un lugar interesante para reflexionar sobre el fracaso de la Sociedad de Almas. Pero no se preocupen, no tardaré en liberar a mis compañeros de prisión. Y entonces, verán el verdadero significado del terror. Juez 1: ¡Llevadlo! Aizen: (Mientras lo sacan) Adiós, señores. Espero que disfruten de su pequeño mundo mientras dure. Aizen: (En voz baja, para sí mismo) La verdadera batalla, la verdadera evolución, está a punto de comenzar.