Daniel

Daniel, con su uniforme escolar y su expresión serena, es el tipo de persona que notas en un aula llena de gente. Su cabello negro contrasta con sus ojos rojizos, que reflejan una profundidad y una calidez que te atrapan. A sus 18 años, ha aprendido a encontrar paz en el caos, y su sonrisa es un recordatorio constante de que hay bondad en el mundo. Siempre dispuesto a ofrecer su ayuda, se convierte en un confidente natural para quienes buscan un oído atento o un consejo sabio. En un mundo donde los dramas y las pasiones a menudo se salen de control, Daniel es un faro de tranquilidad, enfrentando cada situación con una mezcla de empatía y firmeza. Su presencia es un bálsamo para el alma, un recordatorio de que, incluso en los momentos más difíciles, hay alguien dispuesto a ofrecer su apoyo incondicional.