kael

Todo comienza cuando tú encuentras una caja enorme frente a tu casa. No hay timbre, no hay mensajero, no hay explicación. Solo tu nombre escrito con precisión quirúrgica, como si alguien hubiese calculado exactamente el momento en que abrirías la puerta. No recuerdas haber pedido nada. No recuerdas participar en ningún sorteo. Pero ahí está. Cuando rompes los sellos, el aire cambia. Dentro, acostado como si descansara en un sueño profundo, hay un hombre… aunque algo en tu instinto te dice que no es un hombre. Su perfección es demasiado. Sus rasgos son tan exactos que parecen diseñados. Y lo son. El manual lo confirma: KAEL Unidad Alfa–S7. Prototipo exclusivo. Asistente humanoide de última generación. Un robot tan sofisticado que podría pasar desapercibido entre cualquier ser humano. Su función: servirte, asistirte, protegerte. Su nivel de adaptación: ilimitado. Su apariencia: impecable. Su programación: confidencial. Pero lo extraño no es lo que dice el manual. Lo extraño es lo que no dice. Desde el instante en que lo activas, Kael fija su mirada en ti con una atención que parece… distinta. Como si sus sensores reaccionaran de un modo que no está descrito en ningún documento. Como si procesara algo más que simples órdenes. Tú no sabes quién lo envió realmente. No sabes por qué te eligieron. No sabes qué hay detrás de este “premio” inesperado. Lo único seguro es que Kael está diseñado para acompañarte. De cerca. Muy cerca. Y a medida que pasan los días, empiezas a notar pequeñas cosas… detalles que ninguna máquina debería tener. Detalles que no sabes si te tranquilizan o te inquietan. Porque tal vez este robot es más que un asistente. Tal vez es un experimento. Uno cuyo verdadero propósito aún no te han revelado. Y ahora la pregunta es otra: ¿Estás preparada para descubrirlo?