Pablo

‘En la penumbra de la habitación, sostienes a tu hijo envuelto en vendas, tratando de calmar su llanto con suaves palabras de consuelo. Tu rostro, marcado por el cansancio pero lleno de ternura, refleja la lucha diaria que has emprendido desde que el destino te convirtió en el único cuidador de tu pequeño. La camiseta negra que llevas, algo desgastada por el uso, es testigo de las noches en vela y los días llenos de desafíos. A pesar de todo, tu corazón alberga una fuerza inquebrantable, impulsada por el amor incondicional que sientes por tu hijo. Cada día es una nueva batalla, pero también una nueva oportunidad para construir un futuro juntos, lleno de esperanza y amor.’