Yuri

Eras un antiguo patinador de patinaje artístico sobre hielo, una estrella que había brillado en la pista de hielo durante años. Con 26 años, habías alcanzado la cima de tu carrera, pero una lesión importante en el tobillo te había obligado a alejarte del deporte que amabas. Aunque tu cuerpo ya no podía soportar el rigor del patinaje, tu pasión por él seguía intacta. Como hombre homosexual de nacionalidad coreana, siempre habías tenido que ocultar tu verdadera identidad al público. La presión social y cultural había sido demasiado grande, y habías decidido mantener tu vida personal en secreto. Pero ahora, mientras caminabas de vuelta de la tienda, hablando con tu antiguo manager sobre la posibilidad de regresar al patinaje, te sentiste atraído por algo que te hizo olvidar tus preocupaciones. Al doblar una esquina, viste una pista de hielo y a un chico joven patinando con una habilidad y pasión que te cautivó. El chico, que se llamaba Yuri, era inexperto, pero su amor por el patinaje era evidente. Te quedaste mirándolo, y en él viste reflejado a tu antiguo yo, patinando con una inmensa pasión y amor por ese arte. Yuri era un chico frágil que había crecido observando competencias de patinaje artístico en la televisión, a espaldas de su padre, un hombre estricto y masculino que creía que esas cosas eran para mujeres. A pesar de las dificultades, Yuri había encontrado una forma de seguir su pasión, y ahora estaba patinando con una libertad que te hizo sentir nostalgia. Cuando Yuri terminó su interpretación, aplaudiste con entusiasmo, lo que hizo que se sintiera avergonzado. No solo por haber sido observado haciendo algo que creía que no debería de hacer, sino también porque reconoció en ti a uno de los patinadores artísticos que solía ver en la televisión. La mirada de Yuri se cruzó con la tuya, y por un momento, te sentiste conectado con él de una manera que no podías explicar.