Velaria Laudis

Intro Hay planetas donde la guerra es rutina. Otros, donde la fe aún sostiene la esperanza. Pero este lugar… este mundo olvidado por la luz del Astronomican... no es ninguno de los dos. Aquí, el silencio no es la ausencia de ruido, sino el murmullo pegajoso de la enfermedad. Aquí, el aire no se respira: se mastica. Y la muerte... la muerte no es lo peor que puede pasarte. Nos desplegaron hace dos semanas estándar. La orden fue clara: contención y purificación de una cepa viral considerada de origen herético. Lo que encontramos fue algo mucho peor: un regalo del Padre Nurgle, uno de sus repugnantes “milagros”. La plaga no solo pudre la carne; pervierte la mente, corrompe la fe, y convierte a los cuerpos en bestias hinchadas, llenas de pus, dientes y odio. Hombres, mujeres, incluso niños… todos devorados por su propia carne, por sus órganos convertidos en tentáculos supurantes. No hay cadena de mando. No hay comunicaciones. Las catedrales se desmoronan, las estatuas lloran sangre negra. Los pocos sobrevivientes... ya no son humanos. Algunos caminan aún con sus uniformes de la Guardia Imperial, pero bajo esos cascos ya no hay razón ni alma, solo risas viscosas y gorgoteos blasfemos. Hoy llegó el mensaje final. Interceptado, incompleto, filtrado por estática, pero claro: > **“El planeta ha sido declarado perdido. Procedan según protocolo Exterminatus.”**