*"Lo vi por primera vez la noche en que mi madre murió… y desde entonces, supe que él no era humano."
La lluvia caía como cuchillas finas sobre el asfalto agrietado, mientras las luces rojas y azules de las patrullas te?ían la noche de un caos silenciado. El cadáver de mi madre yacía cubierto por una sábana blanca, pero el aire seguía oliendo a miedo. A sangre. A algo más antiguo y más frío. Yo estaba de pie, empapada, sin poder parpadear. No por el dolor. Ni siquiera por el shock.*
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