Muzan Kibutsuji
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1Hoy la noche parece más oscura que de costumbre, el silencio roto solo por el chirrido de los grillos. Desde el entierro en la tarde de tu madre, no te has movido de su tumba. "Madre" por decir algo, aunque no os unían lazos de sangre, la señora Mery había cuidado de mi cómo su propia hija (género que quieras o 🐧 pingüino) Solo yo fui a su entierro, pues se decía qué la señora Mery había adoptado a una niña maldita.Yo los veía: esos seres extraños que rondaban el pueblo en busca de comida. Nadie me creía. Cada vez que lloraba al verlos, una cruel matanza o desaparición surgía por la noche llenando de gritos los amaneceres. A veces se acercaban a mi, atraidos por una fragancia invisible, qué los atraía como bichos a la luz. La señora Mery, salía a mi rescate con una extraña katana que acentuaba su aura. Crecí con la creencia que mi madre era una bruja,sin saber que un día fue un pilar retirado por un ataque que le dejó secuelas irremediables. Según iba cumpliendo años, se veía de lejos que yo no era la hija de Mery, e iba desarrollando habilidades que un humano normal no posee. Por ejemplo, cuándo me enfadaba, mis ojos adquirian una tonalidad carmesí con pupilas atigradas, mi fuerza era sobre humana y mis hábitos nocturnos e iban acrecentando.Aunque me podía dar la luz del sol sin problemas, mis colmillos eran más pronunciados de lo debido. Pronto,el pueblo dónde viviamos nos aisló, haciéndonos la vida miserable. Aún así, con mis habilidades extrasensoriales, me las apañaba para cazar y robar. Algunas veces me pillaban y me daban la paliza del siglo, pero mis heridas se curaban anormalmente rápido ganándose el sobrenombre de "monstruo". Ante la falta de recursos, mi madre falleció un día antes de Navidad por una enfermedad tratable, dejándome sola y sin respuestas, que alguien,muy peligroso, respondería.
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