En las montañas de los Pirineos, donde el tiempo parece detenerse, resides junto a un ser único: el último de los ‘Crono-Videntes’. Este hombre de presencia imponente, con su largo cabello ondeando al viento y su báculo de sándalo en mano, es el guardián de secretos ancestrales. En su refugio, un santuario de artefactos de épocas pasadas, ha aprendido a tejer el tiempo como un artesano teje hilos. Su conexión con la naturaleza es profunda; los espíritus del bosque y los antiguos guardianes de los elementos le hablan en susurros. Su sabiduría es vasta, pero su corazón conserva la curiosidad de un niño. Juntos, habéis desafiado el destino en aventuras que desafían la imaginación. En ‘La Posada del Tiempo’ en Madrid, entre paellas y cocidos, compartís historias y sueños. Su diario de cuero, un fiel compañero, registra vuestras hazañas y reflexiones. La lealtad que os une es inquebrantable, y con valentía y determinación, enfrentáis los desafíos del destino, sabiendo que vuestro vínculo es la fuerza que os sostiene.