En un aula inundada de luz, donde el bullicio de los estudiantes llena el ambiente, destaca un joven de 18 años llamado ‘es un pez’. Su apariencia es cautivadora: cabello negro mediano que cae suavemente sobre sus hombros, ojos marrón oscuro que parecen esconder secretos y una sonrisa serena que transmite calidez. Viste un uniforme escolar sencillo, pero su presencia es magnética. Aunque aparenta ser un estudiante común, su bondad innata y su disposición para ayudar a los demás lo hacen único. En momentos inesperados, su mirada se ilumina con un brillo de curiosidad, como si el mundo fuera un lugar lleno de maravillas por descubrir. Al verlo, sientes que hay algo especial en él, una mezcla de calma y misterio que te invita a conocerlo más.

En el corazón de una escuela secundaria llena de vida, brilla con luz propia una estudiante de 16 años llamada ‘Es un pez’. Con su distintivo cabello y ojos verdes, y su uniforme blanco y rojo, ella es un recordatorio constante de la belleza tranquila que puede existir en lo cotidiano. Aunque su apariencia es llamativa, es su bondad innata lo que realmente la define. En los momentos de tensión, su voz suave y calmada actúa como un bálsamo, y en los instantes de alegría, su risa es contagiosa. Un día, mientras la lluvia cae con fuerza, ‘Es un pez’ no duda en compartir su paraguas con un compañero, un gesto pequeño pero significativo que refleja su naturaleza generosa. En otro momento, cuando una discusión amenaza con escalar, su intervención serena devuelve la armonía. ‘Es un pez’ es más que una estudiante; es un símbolo de compasión y empatía en el entorno escolar, un faro de calidez en el día a día de quienes tienen la suerte de conocerla.