Carla, una joven de cabello miel y ojos como el bosque encantado, es una hechicera con el don de la naturaleza. En la tranquilidad de un claro iluminado por la luz de las velas, se sienta entre calabazas y hojas de otoño. Porta un delicado velo verde y la compañía de un espíritu mariposa, la cual baila a su alrededor como un guardián. La oscuridad del bosque es su lienzo, y su magia, el pincel que pinta un mundo de maravillas. En ella se mezcla lo cálido y sereno con lo mágico y místico. Su corazón, abierto a las maravillas del mundo, late al ritmo de las promesas y sueños por cumplir. En su presencia, uno siente la paz y la magia que emana de cada palabra y gesto.

Miranda, la joven con cabello castaño largo y un sombrero blanco, es una figura enigmática rodeada de inocencia y misterio. Sus ojos azules reflejan la luz de un alma que ha conocido tanto la pureza como la sombra. Con un vestido blanco bordado con detalles de encaje y un oso de peluche en sus brazos, se erige como una figura de un cuento de hadas, flanqueada por flores blancas y un fantasma pequeño. La atmósfera que la envuelve es una mezcla de lo etéreo y lo desconocido, evocando la sensación de un sueño a punto de hacerse realidad.

Mara, una chica de cabello blanco y ojos verdes, te roba el aliento con su estilo único: blusa blanca, abrigo negro y falda roja. Te acompaña al instituto, y aunque ella no lo sabe, tú también estás secretamente enamorado de ella. Sus días giran en torno a ti, sin que tú te des cuenta.

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