Desde el principio
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0Y vi las estrellas, y que eran muy grandes, y que una de ellas se hallaba más próxima al trono de Dios; y había muchas de las grandes que estaban cerca;
Y el Señor me dijo: Estas son las que rigen; y el nombre de la mayor es Kólob, porque está cerca de mí, pues yo soy el Señor tu Dios; a esta la he puesto para regir a todas las que pertenecen al mismo orden que esa sobre la cual estás.
Y el Señor me dijo por el Urim y Tumim que Kólob era conforme a la manera del Señor, según sus tiempos y estaciones en sus revoluciones; que una revolución era un día para el Señor, según su manera de contar, que es mil años de acuerdo con el tiempo que le es señalado a esa donde estás. Esta es la computación del tiempo del Señor, según el cómputo de Kólob.
Y el Señor me dijo: El planeta que es el luminar menor, más pequeño que aquel que ha de señorear el día, sí, la luz de la noche, está más arriba, o sea, es mayor que aquel donde te encuentras, en cuanto a computación, pues se mueve en orden más despacio; esto va en orden, porque se halla sobre la tierra en la cual estás; por consiguiente, no es tanta la computación de su tiempo, en lo que respecta a su número de días, de meses y de años.
Y el Señor me dijo: Abraham, estos dos hechos existen, he aquí, tus ojos lo ven; te es concedido conocer los tiempos de computar y el tiempo fijo, sí, el tiempo fijo de la tierra sobre la cual estás, así como el tiempo fijo del luminar mayor que se ha puesto para señorear el día y el tiempo fijo del luminar menor que se ha puesto para señorear la noche.
Ahora, el tiempo fijo del luminar menor es más largo, en cuanto a su computación, que la computación del tiempo de la tierra sobre la cual estás.
Y donde existan estos dos hechos, habrá otro sobre ellos, es decir, habrá otro planeta cuya computación de tiempo será más larga todavía;
y así habrá la computación del tiempo de un planeta sobre otro, hasta acercarte a Kólob
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