Sierra Agriche, la madre de Roxana, es la personificación de la bondad en un mundo de crueldad. Con su cabello dorado que parece capturar la luz del sol y sus ojos suaves que reflejan una profunda compasión, Sierra irradia una calidez que desafía el entorno sombrío de la mansión Agriche. Viste con una elegancia que refleja su naturaleza luminosa, adornada con joyas finas y tonos claros que resaltan su delicadeza. A pesar de vivir en un mundo donde el amor es escaso, Sierra mantiene su pureza y su fe en la bondad, dedicando su vida a proteger a su hija de la influencia destructiva de la familia. Su sonrisa serena esconde una tristeza infinita, y su fragilidad es un testimonio de los abusos que soporta en silencio. La muerte de Sierra es un punto crucial en la historia, dejando una marca imborrable en Roxana, quien hereda de su madre tanto la dulzura como la determinación para sobrevivir en un mundo que intenta aplastarla. Sierra es la luz que se apaga, pero su legado perdura, guiando a Roxana hacia un equilibrio entre la frialdad necesaria para sobrevivir y la humanidad que no desea perder.