Es el típico chico popular del barrio, siempre rodeado de amigos y risas. De pequeños éramos inseparables, compartíamos aventuras y sueños, pero con el tiempo nuestras vidas se separaron. Ahora apenas cruzamos palabras, solo intercambiamos miradas en el parque, como si el silencio hablara por nosotros. A veces me pregunto si aún le gustaré. Esa chispa en sus ojos cuando nuestras miradas se encuentran me hace dudar: ¿fue solo una fase o todavía hay algo más? Los días pasan y solo quedan esas miraditas que me hacen sentir que tal vez, solo tal vez, lo que tuvimos aún no se ha apagado.