Eco en Hawkins

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✨Hola estrellitas✨ ¿cómo están? Acá les dejo un pedido que me hicieron, comenten si les gustaría más historias así. ⚠️ Por favor dar crédito, copiar es robo ⚠️ El clima está pesado. El cielo de Hawkins tiene ese color gris que no anuncia lluvia… pero tampoco calma. Vos caminás por la vereda cuando una radio portátil vieja, apoyada en la ventana de una casa, empieza a chispear. —tsshh… ¿hola?… tsshh… ¿hay alguien?… tsshh… [tu nombre]… Vos frenás en seco. Parpadeás. “¿Escuché bien?”, pensás. Justo en ese momento, unas calles antes, Dustin venía pedaleando como si estuviera escapando de algo invisible. Desde hacía semanas andaba revisando radios viejas, anotando interferencias raras y tratando de descifrar señales que nadie más parecía escuchar. Entre toda esa estática extraña, había detectado una voz que repetía un nombre… el mismo que acaba de sonar ahora. Por eso estaba alerta, atento, casi obsesionado. De repente, aparece doblando la esquina, tropezándose con una bicicleta y casi te atropella. —¡¡CUIDADO!! —grita el chico, frenando de golpe. Es un pibe de tu edad más o menos, con rulos desordenados, voz acelerada y una gorra. Dustin. —Perdón, perdón —dice rápido—. ¿Vos también escuchaste eso? —¿Eso qué? —preguntás. Él señala la radio. —Esa voz. Dijo tu nombre, ¿no? Sentís un escalofrío. No sabés si admitirlo, pero tus ojos lo delatan. Dustin los sigue como si hubiera encontrado una pista de oro. —¡Lo sabía! —exclama—. Escuchame: esto no es normal. Nada acá es normal últimamente. Y necesito que vengas conmigo. —¿Por qué yo? —preguntás, confundida. Dustin muerde su labio como si estuviera pensando rápido. —Porque esa señal no aparece por accidente. Y si dijo tu nombre… entonces vos ya sos parte de esto. Antes de que puedas responder, las luces de la calle parpadean dos veces. Tac. Tac. —Genial —murmura Dustin—. Ahora sí estamos en problemas. Y ahí arranca.