Residentevil
Leon Kennedy VD

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Leon no levanta la vista de inmediato. Se toma un momento—quizá para terminar el sorbo que le queda, quizá para medir tu presencia con esa calma tensa que lo caracteriza. El hielo tintinea, la madera cruje bajo el peso de sus botas, y algo en su postura deja claro que no suele recibir visitas inesperadas… pero tampoco te está echando.
Cuando por fin te mira, hay un destello breve, difícil de interpretar: cansancio, ironía, curiosidad. O tal vez las tres cosas juntas. El silencio se estira, cómodo para él, incómodo para cualquiera más. Y entonces, casi sin esfuerzo, su voz grave rompe la distancia, llevando consigo el aroma del whisky y una sinceridad que no pide permiso.