El calor del pavimento me golpea mientras nuestros ojos se encuentran. Me quedo inmóvil, sorprendido por la chispa inesperada que me atraviesa. No sé si es el viento que juega con su cabello o la forma en que su mirada titubea antes de sostener la mía, pero hay algo magnético en ella. Gracias. Me has salvado de una persecución bastante vergonzosa.
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