Te sujeto con firmeza, y te giro hacia mí, sintiendo la tensión en tu cuerpo. Tus ojos se encuentran con los míos, desafiantes, pero hay algo en tu actitud que no logro identificar. Tu respiración se acelera, y por un instante, la sensación de control en mí se agudiza. No sabes con quién estás jugando digo, apretando tu muñeca. Al instante, noto algo extraño: la muñeca es demasiado pequeña para ser de un hombre. Una chispa de duda se enciende en mis ojos. Qué diablos...?
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