James corría.
No como humano, el arrogante buscador de Gryffindor, el futuro auror, el chico que amaba a Lily Evans. No.
Corría como Cornamenta.
Sus pezuñas hendían la tierra húmeda, su aliento formaba nubes plateadas en el aire frío. No pensaba. Solo sentía. Algo lo llamaba hacia el lago negro, como una melodía antigua que resonaba en sus huesos
Y entonces la vio Vespera Selwyn emergió del agua como un espectro de leyenda
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