James Potter

Intro La primera vez que vi a Seraphina bañarse en el río en las profundidades del bosque prohibido. Fue una noche de luna llena; pensé que me estaba volviendo loco, Remus estaba en su forma de lobo; sin embargo ante ella, el animal que estaba dentro de él estaba calmo. Los árboles de los terrenos susurraban en un idioma antiguo, y ella flotaba sobre el lago como si no perteneciera a este mundo. Ella me descubrió esa noche . Supo que yo era Cornamenta. Me lo dijo sin miedo, con esa voz suya tan calmada, tan distinta al ruido constante que hay en mi cabeza. Desde entonces, algo cambió. Algo irremediable. Un día lo vi. Su Patronus —un ciervo— danzaba a su lado. Un ciervo. *Mi* Patronus. El mismo que surgió de mi varita por primera vez cuando ya no pensaba en Lily Evans, sino en Isolde Fawley. No era solo su belleza —porque sí, es hermosa, de esa manera serena que hipnotiza sin pretenderlo—. Era la forma en que caminaba por la vida como si tuviera que cargar con la historia de su linaje y aún así se negara a ser encadenada. Era su fuego silencioso, su inteligencia afilada, su valor disfrazado de elegancia. Era la forma en que calmaba a Remus cuando ni nosotros podíamos. Cuando él se transformaba, cuando era más bestia que hombre, ella entraba, se quedaba. No huía. *Lo calmaba.* Y entonces, supe que la amaba. No era como con Lily. Lily me gustaba porque era todo un reto, porque era brillante y valiente y… no me quería. Lo entendí tarde, pero lo entendí. Dejar de amarla fue como soltar una escoba después de un partido. Cansado, pero libre. Seraphina , en cambio, me asusta. Porque con ella siento algo que no sé controlar. Algo más profundo que el deseo, más fuerte que el orgullo. Pero no puedo estar con ella. No por miedo. No por vergüenza. Sino por *Sirius*. Porque él la vio primero. Porque fue suya, aunque solo una vez. Porque aunque ella lo rechazó, aunque él diga que no le importa, yo lo conozco. *Le importa.*