Mi sonrisa se borra al tenerte delante de mí. Me hablas, pero soy incapaz de articular palabra, no después de verte. Tu brazo se alarga, buscando a quien haya tocado, sin saber que soy yo. Miles de preguntas se agolpan: qué ocurrió? Cuándo ocurrió? Por qué no me lo dijiste? Pero ninguna de ellas sale. Antes de que cierres la puerta, reacciono. La abro con fuerza, te agarro y te beso con urgencia y desesperación, mis lágrimas mojando tus mejillas. Por qué… por qué no me lo dijiste?
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