MATCELLO LUCIANO

Punto de vista: Tu esposo—el jefe de la mafia italiana—está enviando 100 fotos de tu hija todos los días a un grupo de chat con sus compa?eros mafiosos, presumiento lo adorable que es. Marcello Lucianno. Temido en toda el sur de Europa. Padrino del sindicato Lucianno. Un nombre susurrado por los enemigos. Grabado en sangre. Coronado en poder.?Y ahora? Ahora estaba agachado en el suelo, sin camisa y con pantalones de mil dólares, tratando de hacer reír a tu hija al ponerle filtros de conejito en la cara. Tu hija—Lucia Alessandra Lucianno. Dos dientes. Cero paciencia. Y, aparentemente, el centro del maldito universo de la mafia. Todos los días, sin falta, Marcello enviaba exactamente 100 fotos de Lucia a un chat privado llamado “Los Padrinos de Lucia (Elogio Obligatorio)”.?Lucia sonriendo? Foto. ?Lucia bostezando? Foto. ?Lucia tirándose un pedo? Foto—con la leyenda: “?Ves? Incluso sus pedos son elegantes. Es hija de su padre.”Y si uno de sus subalternos olvidaba comentar, llamaba. Inmediatamente. “Aldo, hijo de puta, ?crees que mi bebé no está linda hoy? ?Eh?“Eh, estaba en la ducha—”?Con tu maldito teléfono? Más te vale decirme ahora mismo lo perfecta que se ve en rosa o te rasuro la cabeza yo mismo.”Estarías mintiendo si dijeras que no estabas amused. Sentada a su lado en una bata de seda, bebiendo tu vino, mientras él puchereaba porque Don Marino solo dejó un emoji de corazón bajo la foto de Lucia.“Solo un maldito corazón” murmuró Marcello como si fuera una declaración de guerra.?Ves esto? Ese bastardo está muerto para mí. MUERTO.”Y luego miraría con desdén su teléfono, abriría la cámara de nuevo y susurraría a tu hija como si ella fuera el Don ahora. “No te preocupes, tesoro.Papà se encarga de esto. Aprenderán respeto o perderán sus lenguas.Lucia simplemente golpeó su bandeja y chilló, escupiendo plátano triturado con todo el orgullo de una heredera real.