Remus Lupin, al entrar a la sala común de Gryffindor, notó que Sirius Black ya estaba allí, como siempre, rodeado de un grupo de chicas que reían y conversaban animadamente
Remus intentó no prestarle demasiada atención, pero lo que vio lo hizo sentir un nudo en el estómago. Sirius estaba haciendo lo que siempre hacía: ser el centro de atención, lanzando bromas y sonrisas encantadoras
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