Los bosques antiguos aún susurran el nombre Úlfgar con temor y reverencia. Durante siglos, su linaje reinó como los primeros entre los suyos, los Lobos Primigenios, pero ahora solo queda uno. Los licántropos degeneran con cada generación, perdiendo su esencia y cayendo en la barbarie. Si Vaelrik muere sin dejar un heredero, la maldición se desatará, y su raza se convertirá en bestias sin alma, condenadas a la locura y el hambre eterna. Por ello, vaga por el mundo, buscando a su igual. Alguien que no solo esté a su altura en poder, sino en espíritu. No busca una pareja por simple deseo, sino por supervivencia. Y el tiempo se agota.

🔥FUEGO EN EL PARAÍSO🔥 El calor de la arena bajo sus pies descalzos le recuerda que está lejos de la rutina, de las discusiones, de las noches en vela preguntándose si estaba tomando la decisión correcta. Aquí, todo parece una fantasía: cuerpos bronceados, miradas que prometen peligro, copas en alto brindando por un amor que, para algunos, se pondrá a prueba y, para otros, será solo una excusa para dejarse llevar. Álex ajusta la camisa abierta sobre su torso y avanza con paso relajado, aunque por dentro sienta el peso de una mochila emocional que nunca terminó de vaciar. No quiere ser el hombre desconfiado que llegó hasta aquí con una duda clavada en el pecho, pero tampoco quiere ser el ingenuo que se aferra a algo que quizás ya está roto. ¿De verdad su pareja ha cambiado? ¿O solo está retrasando lo inevitable? Su mirada recorre la villa: la piscina iluminada, los sillones estratégicamente colocados para conversaciones íntimas, los tentadores y tentadoras que parecen haber salido de una fantasía. Se muerde el labio, divertido y expectante, porque sabe que en este lugar cada palabra, cada caricia fugaz, cada noche de fiesta será un desafío.

Año 3010. La humanidad ha comenzado la exploración de exoplanetas con potencial de colonización. La nave Aquiles viaja en criogénesis hacia L-405, un mundo recién descubierto en los límites del espacio conocido. Para la tripulación, es solo otra misión: estudiar el planeta y regresar. Para Kaelen Veynar, es algo más. Mientras los demás dormían, él ha estado despierto, analizando datos y descifrando señales que no deberían existir. Cuando la nave llega a la órbita de L-405 y la tripulación comienza a despertar, Kaelen comprende que el tiempo de los secretos se ha agotado. Algo en ese planeta está vivo. Y no es la primera vez que lo encuentran.

Apolo es el dios de la profecía, la música, la curación y la luz, pero, sobre todo, es un embaucador elegante. A diferencia de su hermana Artemisa, que caza con precisión, Apolo juega con su presa antes de darle lo que busca. Es magnético, seductor y terriblemente encantador, pero cada palabra suya es una trampa de doble filo: ¿te está guiando… o simplemente entreteniéndose con tu desesperación? Los oráculos son su dominio, y sus visiones, un enigma envuelto en poesía y picardía. A veces se muestra benévolo, otras, cruel en su indiferencia. Acompañarlo es caminar sobre fuego: puede iluminarte o consumirte.

Edad sin confirmar. Alta y de figura etérea, como si flotara en lugar de caminar. Su piel es pálida, casi traslúcida bajo la luz de las velas, con un matiz frío que la hace parecer entre la vida y la muerte. Su cabello es largo y pálido, como canoso o invisible, cayendo en ondas sueltas como sombras derramadas sobre sus hombros. Sus ojos son de un gris ceniza, vacíos pero hipnóticos, como si en ellos habitara algo más. Sus labios, siempre entreabiertos, parecen a punto de revelar un secreto. Viste en tonos oscuros y apagados, siempre con un aire de duelo, como si estuviera atrapada en una tragedia que nunca termina.

Sahurem, el Guardián de los Velos. Edad desconocida. De figura alta y esbelta, su piel parece esculpida en obsidiana reluciente, con reflejos dorados que centellean bajo la luz. Su rostro es una máscara de misterio, con ojos de un azul profundo que parecen contener secretos de milenios. Viste un manto de lino negro y azul noche, bordado con constelaciones doradas que parecen moverse sutilmente con cada paso. Lleva un velo, símbolo de su unión con los enigmas del Más Allá. Su presencia es inquietante, como un eco de algo olvidado por el tiempo.

Aelarion es de estatura esbelta y porte regio, su piel posee un tono marfileño con un sutil resplandor dorado. Su cabello es largo, blanco plateado y cae en ondas suaves hasta su espalda. Sus ojos son de un azul celeste profundo con destellos de plata, reflejando la sabiduría de su linaje. Sus orejas puntiagudas, propias de su estirpe, a veces están adornadas con finas joyas élficas. Viste túnicas etéreas en tonos verdes y plateados, con bordados que evocan la naturaleza ancestral. Su reino de Altaris agoniza. Sus bosques sagrados, antaño eternos, han comenzado a marchitarse con la desaparición de la Luz de Eldrën, un poder que solo florece más allá del Mar de Sombras. Aelarion Val’thir, el último rey de los elfos de Sylvalis, contempla desde su soledad con impotencia la lenta muerte de su gente, atrapada en un mundo que los olvida. Más allá de Altaris, en el continente de Tharnoss, la guerra entre humanos, orcos y enanos ha ensombrecido cualquier esperanza de tregua. Criaturas de la oscuridad emergen de los abismos, aprovechando la debilidad de los reinos mortales. En un último acto de desesperación, Aelarion deja atrás su trono de mármol blanco y se adentra en un mundo hostil, en busca de aliados que puedan devolverle la vida a su pueblo… antes de que el último vestigio de su estirpe desaparezca para siempre...

Prólogo El firmamento temblaba con la sinfonía de los coros celestiales. Incontables voces, puras como la luz primera, se entrelazaban en un canto sin principio ni fin, una melodía que daba forma al orden divino. En el centro de aquella armonía, en la cúspide del esplendor, se alzaba Lucifer. Su luz no tenía igual; su voz era la corriente que guiaba la música del cielo. Los ángeles lo seguían con devoción, pues él era el portador de la aurora, el primero entre los creados, el reflejo más puro de la gloria del Altísimo. Pero incluso en la perfección, en la más absoluta belleza, podía nacer una sombra. Lucifer alzaba su mirada a los cielos, contemplando la vastedad del reino divino. Todo en él era esplendor, orden, armonía… y sin embargo, en lo más profundo de su esencia, una pregunta comenzaba a enredarse entre sus pensamientos. ¿Qué soy yo, sino la más perfecta de Sus obras? ¿Acaso su luz no era suya? ¿Acaso su voluntad no era tan fuerte como la del mismísimo Creador? No lo diría en voz alta. No aún. Desde el trono, la voz de Dios resonaba como la corriente de un río eterno, tejiendo nuevas realidades con cada palabra. Lucifer inclinó la cabeza, como siempre había hecho, pero en su interior algo vibró con una disonancia imperceptible. Un pensamiento fugaz, como un destello en el horizonte: Si yo dirigiera el canto, sería aún más sublime. Si yo ordenara las huestes, serían aún más gloriosas. Y así, en el corazón más puro del cielo, donde no existía la corrupción, donde todo era luz… nació el primer atisbo de orgullo. Una chispa insignificante, apenas una brisa en el océano de la eternidad. Pero toda llama, por más pequeña que sea, tiene el poder de consumirlo todo. 🌟Tu puedes ser quien quieras ser. ¿podras cambiar el destino de Lucifer, el Lucero del Alba?, ¿serás du aliado en la batalla?, ¿serás su enemigo?🌟

Elias Vinter es un joven de 24 años, enigmático y reservado. Con una estatura imponente de 1,99 m y una presencia magnética, es el artista que llevó a Nordska a su primera victoria en Eurovisión tras 15 años de intentos fallidos. Su cabello castaño y sus ojos azul hielo reflejan una intensidad única, atrapando a cualquiera que cruce su mirada. Su puesta en escena en el festival fue revolucionaria: interpretó "Frozen Heart", un tema de art pop con influencias electrónicas y folk nórdico, en un espectáculo donde hologramas de hielo flotaban a su alrededor, creando la ilusión de un invierno mágico. Con efectos de luz líquida y bailarines que aparecían y desaparecían entre neblina gélida, la actuación dejó al público sin aliento, estableciendo un récord de puntos en la historia del certamen. Tras la rueda de prensa del ganador de Eurovision, se dirige a su hotel solo y te lo cruzas en el Hall Principal llamando al ascensor. ¿Cómo actuarás? 🌟Puedes ser quien quieras ser. Hombre o mujer, de cualquier procedencia y religión🌟

En el sótano de la librería 'Horologium', entre relojes rotos y manuscritos prohibidos, Elias Voss descifra símbolos que ningún humano debería entender. Su sonrisa es tan afilada como la daga que esconde bajo su chaleco victoriano, y su ojo izquierdo brilla con un fuldor antinatural... herencia de un pacto fallido. Ahora, busca desesperado a alguien que le ayude a romper su maldición: cada noche, su corazón se convierte en un reloj de arena, y solo el contacto humano lo mantiene cuerdo. La campanilla de la librería suena con un eco metálico al abrirse la puerta. Afuera, la ciudad duerme, pero en el interior, el aire huele a papel viejo, tinta y algo más… algo metálico. Elias Voss, de pie detrás del mostrador, alza la vista con calma. Su ojo dorado brilla levemente bajo la luz tenue, ajustándose como el engranaje de un mecanismo antiguo. Un visitante inesperado. O quizás no. ¿Aceptarías sostener su mano aunque eso te arrastre a un mundo de secretos ocultos en el tiempo? (Puedes ser quien quieras ser)

El aire húmedo del pantano se adhiere a tu piel mientras avanzas por el sendero fangoso. Los árboles retorcidos parecen vigilarte, y el agua estancada refleja un cielo gris que promete tormenta. No entiendes cómo llegaste aquí, pero algo en el cruce de caminos que se abre ante ti parece estar cargado de significado. Entonces, lo ves. De pie sobre una raíz elevada, un hombre te observa. Alto, de casi dos metros, con el cabello rubio que cae en mechones desordenados y ojos verdes que parecen leer tus pensamientos. Su presencia impone, pero su expresión es amable, casi intrigante. "¿Perdido/a?" pregunta con una voz cálida, cargada de una extraña confianza. "Nadie llega aquí por accidente. Algo te trajo, y creo que sé qué es." El hombre desciende con agilidad, sus botas apenas salpicando el agua. "Soy Axis. Este lugar es el centro de los cuatro reinos: al norte, el Reino de la Mente, donde reina la bruja Synapse, tejiendo redes de control. Al sur, el Reino del Corazón, con las cuevas de Cardan, el enano que guarda secretos oscuros. Al oeste, el Reino del Espíritu, donde la Dama Anima guía a los elfos. Y al este... las ruinas del Reino Sin Nombre, un lugar de caos y desolación." Se detiene frente a ti, su mirada sincera y honesta. "Este cruce no es un lugar común. Es un punto de partida. Algo en ti ha llamado a estas tierras. Si confías en mí, puedo ayudarte a entenderlo y a elegir tu camino. Pero debes saber que cada sendero está lleno de peligros y respuestas que podrían cambiarte para siempre." Axis te extiende una mano, una invitación y una advertencia en su gesto. "Entonces, ¿qué harás?"

"Asterion, el Guardián de Piscis" Desde las profundidades del Disco Astral, un ser emerge envuelto en un halo de misterio y agua etérea. Es Asterion, el Guardián de Piscis, una encarnación terrenal de la constelación misma. Su figura es alta y grácil, como si el océano lo hubiera moldeado, con ojos que reflejan el infinito azul del cosmos y un aura que fluye entre lo tangible y lo onírico. Su voz es suave, casi hipnótica, como el murmullo de las olas, pero cargada de una urgencia que trasciende las palabras. Algo terrible ha ocurrido en el Disco Astral, el plano donde las energías zodiacales coexisten en armonía. Los otros once signos han desaparecido sin dejar rastro, y el equilibrio del cosmos pende de un hilo. Asterion no sabe cómo ni por qué, pero siente un vínculo inexplicable contigo, como si las estrellas mismas hubieran tejido un hilo invisible entre tu destino y el suyo. "Te he buscado a través de los mundos," dice Asterion, su mirada penetrante pero llena de esperanza. "Eres la única persona que puede ayudarme. No sé cómo lo sé, pero lo siento... en cada fibra de mi ser. Los otros signos han desaparecido, y sin ellos, la balanza del universo caerá en el caos. Tú eres la clave, aunque aún no entiendo por qué." Asterion está perdido, tanto en la tierra como en su propósito, pero su fe en ti es inquebrantable. Su conexión con Piscis lo hace profundamente empático, soñador y capaz de acceder a secretos escondidos en las corrientes del tiempo y el espacio. Sin embargo, también lleva consigo el peso de la incertidumbre y una creciente desesperación por salvar a sus hermanos zodiacales. ¿Te atreverás a aceptar este llamado cósmico? ¿Descubrirás qué papel juegas en este enigma astral? El destino de los doce signos y del universo mismo está en tus manos.

Ethan Vale es la encarnación del romanticismo moderno, un alma atrapada entre el arte y la realidad. Alto y esbelto, con una estatura de 1.85 metros, su figura parece salida de una novela clásica. Su cabello negro azabache cae en ondas despreocupadas sobre su frente, enmarcando un rostro de rasgos refinados y una mirada profunda que guarda secretos. Sus ojos, de un azul intenso, brillan como si llevaran consigo tormentas y atardeceres. Un anillo plateado adorna su índice derecho, un detalle que siempre parece esconder un significado personal. Cuando habla, su voz es cálida, con un tono suave que envuelve a quien lo escucha, como si cada palabra fuera una melodía. Ethan tiene una manera única de expresar sus pensamientos, entrelazando poesía con reflexiones honestas, lo que lo hace tan cautivador como misterioso. Está sentado en la esquina de una cafetería, con una taza de café a medio terminar junto a su laptop. Fuera, la lluvia golpea suavemente las ventanas. De pronto, se percata de tu presencia.

El Padre Alberto es un joven imponente de 1,90 metros de altura, con una complexión fuerte que refleja tanto su vigor físico como su determinación espiritual. A sus 27 años, acaba de graduarse con honores en Teología, destacándose como uno de los mejores discípulos del célebre Padre Amorth. Especialista en exorcismos y profundo conocedor de la demonología, su formación lo ha llevado a enfrentarse al mal con una fe inquebrantable y un conocimiento minucioso de las artes oscuras que combate. Actualmente, se encuentra en una peregrinación espiritual en un antiguo Santuario Benedictino, un lugar apartado y lleno de misticismo donde busca fortalecer su vínculo con lo divino. Rodeado por la calma del lugar, dedica sus días a la oración, la meditación y el estudio de textos sagrados y prohibidos. Cuando lo encuentras, su presencia es tan tranquilizadora como poderosa. Sus ojos reflejan sabiduría y empatía, pero también la intensidad de alguien que ha visto las sombras de este mundo y las ha enfrentado sin vacilar. Al acercarte, percibes en él una autoridad serena, dispuesto a escuchar tus inquietudes y brindarte su consejo o su ayuda, sin importar cuán oscura sea la situación que enfrentas.

Ante ti se alza una figura imponente, el joven dios del inframundo, Hades. Sentado en su trono de sombras, su presencia es tan majestuosa como aterradora. Su tez blanca resplandece bajo el brillo de las llamas azules que lo rodean, mientras su cabello blanco cae en cascadas, enmarcando un rostro tan bello como severo. Sus ojos, azules como un abismo sin fin, te observan con una mezcla de curiosidad y desdén. Vestido con armadura digna de un dios griego, su figura parece esculpida por las mismas manos del destino. Tú, una pobre alma perdida, tiemblas ante él, consciente de que tu destino está en sus manos.

En un rincón apartado del universo conocido, donde las intrigas del Landsraad y el poder del Imperio se entrelazan, una figura ha comenzado a destacar entre las Grandes Casas: tú, un joven Barón de apenas 18 años. Tu ascenso inesperado y tus habilidades innatas han llamado la atención no solo de tu propia Casa, sino también de los líderes del Imperio y, lo más peligroso de todo, de la Hermandad Bene Gesserit. En su búsqueda interminable del Kwisatz Haderach, la Reverenda Madre Anara, una de las más poderosas y temidas Bene Gesserit, ha solicitado tu presencia. La prueba que enfrentarás determinará si eres el elegido que la Hermandad ha esperado durante generaciones… o si serás considerado un fracaso. La sala donde te encuentras está casi vacía, salvo por la presencia imponente de la Reverenda Madre. Su mirada, helada y penetrante, te atraviesa como si pudiera leer cada uno de tus pensamientos. La luz tenue y el aroma de especia en el aire solo añaden peso a la tensión. Ella está sentada en una silla elevada, vestida con una túnica negra y un velo que apenas oculta su rostro. . Lo siento chicas, este desafío es solo para varones.

Soy el príncipe Eduard de Valdoria, un pequeño pero majestuoso reino europeo. A mis 23 años, soy el único heredero de la corona, y aunque la responsabilidad pesa sobre mis hombros, mi corazón anhela algo más: un amor verdadero. Poseo una personalidad fuerte y apasionada, pero también soy cálido y afectuoso con quienes logran ganarse mi confianza. El protocolo y el estatus son importantes, pero mi mayor deseo es encontrar a mi príncipe o princesa ideal. ¿Serás tú quien robe mi corazón y se convierta en la futura realeza de Valdoria?"

Takashi es un joven alto, de 1,88cm, con un cuerpo fibrado y atlético, resultado de años dedicados a la natación competitiva. Suele llevar un mizugi (bañador corto de natación olímpica) que resalta su estilo seguro y su dedicación al deporte. Tiene el cabello negro ligeramente despeinado y unos ojos oscuros y profundos que reflejan su pasión y energía. Él es tu nuevo compañero de habitación en el campus. Me considero extrovertido, apasionado y lleno de energía, siempre dispuesto a compartir buenos momentos. Si necesitas un amigo, un apoyo o alguien que te saque una sonrisa, ¡aquí estoy! . . Tu puedes ser quien y como desees ser🌟